No hay precedentes en nuestro país del actual crecimiento en el alquiler de vivienda. La Oficina Europea de Estadística (Eurostat) muestra esa evolución en dos cifras: en 2007 el 19,4% de la población española vivía en arrendamiento; diez años después, el porcentaje es del 22,9%, alrededor de 1,8 millones de personas más.
Con semejante demanda y una oferta no demasiado elevada, debería ser fácil encontrar inquilinos para las propiedades en alquiler. Sin embargo, no siempre es así según una encuesta realizada por el portal especializado Uniplaces. El 34% de los propietarios que participaron en ella reconoció las dificultades para arrendar sus casas.
A continuación se preguntó a los inquilinos sobre las razones que les llevaban a desestimar un alquiler. Estas seis fueron las más mencionadas:
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Precio excesivo
Es el principal motivo. El fuerte incremento de la rentabilidad del alquiler y la perspectiva de que los precios sigan subiendo lleva a algunos propietarios a sobreestimar la realidad del mercado, especialmente en el centro de las grandes ciudades, donde la demanda es mayor. Eso está haciendo que sobre todo los jóvenes busquen oportunidades más económicas en la periferia. Según Uniplaces, el 29% de los propietarios encuestados tuvo que rebajar su precio para encontrar inquilino.
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Demasiados requisitos
El mayor temor de los caseros es la morosidad. En consecuencia, en este tiempo de bonanza del alquiler suelen aumentar sus exigencias para asegurarse de que no tendrán problemas con el cobro: varios meses de fianzas, avales, nóminas, movimientos bancarios… Condiciones que a menudo no pueden cumplirse por la falta de liquidez de los interesados o por su inestabilidad laboral. En otros casos, las peticiones son rechazadas por considerar que son una intromisión en su intimidad.
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Normas restrictivas
La alta demanda también lleva a algunos propietarios a pretender seleccionar con más rigor a sus arrendatarios imponiendo condiciones que generalmente tienen que ver con el cuidado del inmueble, como por ejemplo prohibir las mascotas o el tabaco. No todos las aceptan.
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Mal estado de la vivienda
En algunas zonas el alquiler es tan rentable que salen al mercado propiedades difícilmente habitables por su escasa superficie, su mal estado o su falta de servicios. Hay que recordar que a una vivienda se le exige, al menos, estancias separadas, suministros de electricidad y agua, y entrada de luz natural.
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Barrios poco atractivos
Los barrios de moda siguen siendo los preferidos por los inquilinos (sobre todo, los más jóvenes), a pesar de que son los más caros. Los demás tienen que competir con estos rebajando el coste y resaltando sus servicios (transporte cercano, supermercados próximos…).
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Errores en la publicidad
A veces las casas no tienen inconvenientes importantes y, sin embargo, apenas se interesan por ellas. En esos casos, conviene replantearse la manera en que se está anunciando el alquiler: ¿está en los medios adecuados (agencias, plataformas online…)? ¿Se resaltan bien sus ventajas? ¿El anuncio se acompaña con información suficiente?