La burbuja inmobiliaria destruyó gran parte del empleo en nuestro país y azotó más duramente a algunos sectores frente a otros. Uno de los más castigados fue el de la construcción, donde dos terceras partes del empleo llegaron a desaparecer. El panorama fue desolador durante años, pero a partir de 2014 comenzó a recuperarse. Hoy en día, la situación es bien distinta: no solo ha remontado, sino que cada vez más se demanda personal de la construcción cualificado.
Qué pasó con los profesionales del ladrillo
Una de las épocas doradas de la construcción comenzó en el 2000, cuando en España se construían unas 600.000 viviendas cada año. El precio de las mismas llegó a registrar un aumento en la tasa interanual del 17%. La industria del ladrillo pasó a ser una de las más sólidas generando empleo y además, estaba bien remunerado. Pero en 2007 la situación se invirtió por completo y seis de cada diez trabajadores -vinculados directa o indirectamente a estos oficios – perdieron su trabajo. Según el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, en 2007 había más de 2.430.280 afiliados en este sector y en 2013 solo 968.339.
Un crecimiento al alza
A partir de 2014 el sector comienza a mejorar, el paro se reduce y también a la concesión de más créditos hipotecarios. Ya en 2016 los bancos dan casi 200.000 nuevas hipotecas, lo que supuso un 20% más que el año anterior. Son datos recogidos en el Informe Sectorial de la Construcción, que también asegura que por tercer año consecutivo aumenta la ocupación en este área.
Según el INE, el sector del ladrillo ha crecido en 2018 un 6,5% en el primer trimestre del año. De hecho, hoy en día el número de personas que se dedican a esta profesión roza los 1,15 millones. Y la Seguridad Social sigue registrando cada mes más afiliados: en el primer trimestre del año hubo un crecimiento del 9,2% (comparado con el mismo período del año anterior).
Cuál es el perfil que se demanda hoy en día
Según datos de la Fundación Laboral de la Construcción, esta tendencia sigue en positivo y asegura que el mercado está reclamando profesionales con más cualificación que durante la época dorada. Se siguen valorando las cualidades físicas pero ahora, también es clave que el empleado sea capaz de trabajar en equipo, de colaborar con otros perfiles, de conocer los procesos y no solo ejecutarlos. También se valora el conocimiento de las nuevas tecnologías como parte de las herramientas de trabajo.
Este mismo organismo asegura que en 2017 hubo 75.300 trabajadores que realizaron algún curso de formación, un 12% más que en 2016. También se ofertaron más de 8.000 cursos en todo el país y se cuantificaron más de 2,9 millones de horas de clase.
De hecho, los promotores reclaman mano de obra especializada, sobre todo en perfiles como yesistas, ferrallistas, estructuristas, fontaneros con experiencia, expertos en movimientos de tierra (excavaciones y explanaciones para la edificación de inmuebles) y profesionales que trabajen el ladrillo vista. El problema con el que se encuentra el sector es una bajada muy importante de sueldos (hace años un albañil podía cobrar alrededor de 3.000 euros y hoy en día, ronda los 1.000 euros). Sin embargo, la Patronal cree que esta remuneración subirá debido a que la actividad se ha vuelto a reanudar. Eso sí, consideran que la clave es una formación dual, es decir que los jóvenes trabajen en el oficio a la vez que se forman. Al igual, reclaman la implicación de los gobiernos y autonomías para apoyar la formación entre el colectivo más joven.