¿Quién dice que los jóvenes no tienen capacidad de inversión? Es verdad que los salarios de ‘mileuristas’ dejan poco margen para el ahorro, sin embargo, el crowdfunding les proporciona una posibilidad que, en el caso del mercado inmobiliario, puede ser muy rentable.
Bastan 50 euros para formar parte de una sociedad conjunta que compre, rehabilite, alquile o venda una vivienda, pudiendo generar un beneficio que pocas inversiones ofrecen en estos tiempos de bajos tipos de interés.
Varias plataformas desarrollan este modelo de negocio en nuestro país, como InvesReal, Inveslar, Privalore o Housers, que hace unos días vendía en Madrid su segunda vivienda financiada de manera colectiva, logrando un beneficio bruto del 11,2%.
Analicemos esta operación para comprender mejor cómo funciona el crowdfunding inmobiliario. Quienes estaban interesados en este tipo de inversión tuvieron que registrarse en la plataforma de Housers para ver los proyectos en marcha que necesitaban capital.
La financiación para la adquisición y reforma de esta vivienda madrileña, situada en la calle Alonso Carbonell, se abrió en marzo de 2016. Se configuró una sociedad para recibir los fondos y realizar la operación, gestionada por los expertos de Housers. A los participantes se les informó de la evolución de los precios en la zona y el valor de otros inmuebles similares, estimando una posible rentabilidad.
Solo 12 días después se habían conseguido los 263.445 euros necesarios con las aportaciones de 407 pequeños inversores, a una media de poco más de 600 euros por inversor, aunque hubo aportaciones desde 50 euros.
A principios de febrero (10 meses después de la compra), la vivienda se vendió por 295.000 euros, con una plusvalía de 30.000 brutos, que se repartió proporcionalmente entre los participantes, junto con el dinero invertido.
Ventajas… y riesgos
Los resultados de estas operaciones están incrementando de forma exponencial, tanto en el número de plataformas como en el de inversores. Actualmente, según la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la actividad del crowdfunding aumenta en nuestro país a un ritmo del 92% anual. Tan solo en Housers ya han logrado desde su fundación, hace año y medio, más de 18 millones de euros en financiación colectiva y han reunido una comunidad de 35.000 pequeños capitalistas.
Lo atractivo de esta posibilidad de inversión no puede esconder sus riesgos. Cualquier inversión los tiene. El mercado puede variar y las expectativas sobre una determinada vivienda no siempre se cumplen. Por tanto, nunca puede asegurarse una rentabilidad. Hay otros inconvenientes:
- Estas plataformas de crowdfunding inmobiliario están ahora mismo en un limbo jurídico que hace que su control por las instituciones financieras, como la CNMV, sea limitado.
- Quienes invierten deben ser conscientes de que no están poniendo el dinero en la vivienda directamente, sino en una sociedad que gestiona la operación y sobre la que no tienen casi ningún control.
- En el caso de que la inversión sea para un alquiler, los beneficios se prolongarán en el tiempo y llegarán en cantidades más reducidas.