Para conocer una ciudad hay que pasearla con calma, buscando su esencia entre sus calles, pero sobre todo entre sus gentes. Por eso resulta fácil descubrir el alma de Madrid: está a la vista de todos porque en la capital se vive hacia fuera; se vive para compartir, para la charla y la caña, y la tapa junto a la barra de los bares de siempre en los lugares de siempre.
Algunos de esos locales llevan muchas décadas siendo puntos de encuentro recurrentes, especiales por la forma de tirar la cerveza o porque han sabido convertir un simple picoteo en un pequeño lujo gastronómico. Y, cómo no, porque el bocado y el trago se acompaña con un entorno urbano repleto de sabor y de historia.
Os proponemos un recorrido por ese Madrid de tapeo y barrios castizos. Solo un consejo antes de empezar: no intentéis hacerlo en un solo día.
Por el barrio de Malasaña
Entramos en una zona de fusión, donde los comercios populares y los edificios del XIX conviven con locales de diseño y tendencias hipsters. Allí todos conocen la Fábrica Maravillas (Valverde 29), un lugar para apasionados de la cerveza artesanal. Se disputa el premio a la caña mejor tirada con El Cangrejero (Amaniel 25), un histórico desde 1932 también por sus tapas de cangrejo. La Ardosa (Colón 13), con su fachada clásica de bar madrileño, suma a la cerveza un don para la tortilla de patata. Y en el renovado Mercado de San Ildefonso (Fuencarral 57) hay opciones para todos los gustos sin tener que renunciar a la tradición del entorno.
Parada en Chueca
No hay que desplazarse mucho desde Malasaña (apenas unos minutos andando) para disfrutar de una de las zonas más vitales y bulliciosas de la capital, donde las fachadas remozadas de edificios centenarios acogen en sus bajos restaurantes de vanguardia y bares con mucho encanto, como Stop Madrid (Hortaleza 11), donde la cerveza se acompaña de tostas y boquerones. La Taberna Ángel Sierra lleva en la plaza de Chueca desde 1900 sirviendo uno de los mejores vermús. Y casi enfrente se alza el Mercado de San Antón (Augusto Figueroa, 24), una experiencia gastronómica tan diversa como estimulante.
En el corazón de La Latina
Llegamos al corazón del Madrid más añejo y popular. Aquí los bares son protagonistas del paisaje urbano. La oferta es casi infinita, aunque hay algunos imprescindibles, como el Almendro (Almendro 13) o El Capricho Extremeño (Carlos Arniches, 30), con decoraciones que nos devuelven un siglo atrás y donde los platos calientan y las cervezas refrescan. Muñiz (Calatrava, 3) y Casa Gerardo (Calatrava, 21) han alimentado con sus tapas generosas a varias generaciones de madrileños. Y Casa Revuelta (Latonero,s 3) se ganó hace décadas una merecida reputación maridando bacalao y cerveza.
Última parada: barrio de Las Letras
Cervantes, Lope y Quevedo fueron vecinos ilustres de estas calles que hoy sirven como recuerdo de aquel Madrid de poetas y villanos. Puede empezarse el recorrido desde la parte baja del barrio, en la calle Jesús, donde tres bares se han convertido en tradición del aperitivo: La Dolores, Los Gatos y Cervantes. El camino está flanqueado de bares y restaurantes hasta llegar a la Plaza de Santa Ana, con una visita obligada a la Cervecería Alemana, frecuentada por Ernest Hemingway. Y desde ahí, atravesando la Plaza Mayor, podemos acabar en el Mercado de San Miguel, una joya del modernismo que acoge numerosos puestos para disfrutar desde el paladar.