Los británicos siguen enamorados de España, y cada vez más quieren fortalecer esa relación con la compra de una vivienda. Como residencia vacacional, buscando un retiro más soleado, o como inversión, la fortaleza de la libra británica frente al euro ha impulsado las ventas en 2015. Tendencia que confirma la inmobiliaria británica Taylor Wimpley, que elevó en el 53% el número de residencias españolas vendidas a británicos por un precio medio de 314.000 euros.
La encuesta de Transacciones Inmobiliarias según la Procedencia del Comprador del Ministerio de Fomento recoge que 17.172 extranjeros compraron una vivienda en España en el primer semestre de 2015, de ellas 1.254 fueron adquiridas por extranjeros no residentes, lo que representó una subida de algo más del 5% con respecto a los datos de 2014. Con 492 unidades, Andalucía fue la comunidad autónoma donde se registraron más compras, seguida de Comunidad Valenciana (390), Canarias (120) e Islas Baleares (74), lo que demuestra una clara preferencia por las ubicaciones en costa.
La estadística del Colegio de Registradores certifica que son los británicos los no nacionales con mayor apetitito propietario. De hecho representaron el 19,85% del total de operaciones de compraventa por foráneos en el segundo semestre de 2015, a mucha distancia de los franceses, con el 8,11%, y de alemanes (7,65%). Para facilitar estas operaciones el Colegio de Registradores acaba de presentar una guía de compra (Guide to buying a property in Spain) dirigida a extranjeros y que se puede descargar de forma gratuita.
Mejor en Málaga
La Costa del Sol, con un creciente interés por el litoral gaditano y Mallorca, son los destinos preferentes para los compradores británicos. Buscan una segunda vivienda y no son amantes de las grandes inversiones, por lo que, en muchas ocasiones, se decantan por un apartamento, siempre que ofrezca una buena ubicación. Pero el Reino Unido es también país de origen de otro tipo de comprador más sibarita y minoritario que busca propiedades de mayor tamaño, en ocasiones viviendas singulares en enclaves históricos.
El Reino Unido es la sociedad más digitalizada de Europa, por ello Internet es el medio más utilizado para la búsqueda de vivienda en España. La relativa cercanía con nuestro mercado, apenas unas horas de vuelo, les permite viajar con cierta frecuencia por lo que conocen la realidad del mercado inmobiliario español y sus fluctuaciones. Sin duda se trata de clientes bien informados que se toman su tiempo antes de decidir. Y por supuesto en este tipo de transacciones hacen buen uso de su mítica flema, por lo que es complejo saber qué es lo realmente piensan y les interesa si no se les pregunta con cierta insistencia.
Algo más que el clima
Los británicos mantienen una larga relación con España. En el siglo XIX la Península Ibérica despertó interés entre la nobleza y burguesía amante de la caza y la naturaleza que visitó nuestro país en busca de nuevas experiencias, muy especialmente en la zona del Pirineo aragonés. Pero no fue hasta los años 60 del siglo pasado cuando acudió a España en masa en busca del combinado español más internacional: sol y playa. En el pasado año 2015, 67 millones de británicos visitaron España como turistas según datos provisionales de la encuesta Frontur, lo que supone el 23% y un incremento del 4,5% frente a 2014.
Pero hay una última cifra que ilustra el interés de los británicos por España. Es la de los 297.229 residentes censados en 2014, lo que les convierte en una de las comunidades más numerosas fuera de su país, sobre todo si sumamos el gran número de no residentes que también pasan largas temporadas en las costas españolas.
Sin duda es la climatología mediterránea el principal atractivo que para los británicos tiene España, pero no es la única razón por la que se decantan por nuestro país. El británico es un pueblo muy pragmático que aprecia el nivel de vida español, que sin duda sube unos enteros si se valora desde un indudable poder adquisitivo superior. Como ejemplo sirva los 1.379 euros de salario mínimo vigente en Reino Unido, según datos de Eurostat, frente a los 757 actuales de España.
Pero en este apartado sobre el pragmatismo británico también pesan otros factores, como las buenas conexiones aéreas que unen ambos países o la excelente reputación del Sistema Sanitario español. Por último, al británico le cuesta desprenderse de sus hábitos y costumbres, por lo que cuando sale al exterior mantiene una actitud muy gregaria buscando relacionarse con otros nacionales con los que mantener vivos sus ritos sociales. Su posición como pioneros en muchas plazas turísticas españolas les ha permitido reproducir a pequeña escala su estilo de vida, incluso trasladando su cultura de pub inglés pero con vistas al Mediterráneo.
Sería injusto no mencionar en este idilio con España otras razones menos tangibles pero igualmente poderosas. La cultura, el arte, la gastronomía, sus costumbres, el flamenco y la propia historia despiertan gran interés en un pueblo curioso como el británico, en no pocas ocasiones hay que acudir a hispanistas británicos como Paul Preston o Raymon Carr, para encontrar el análisis más fino sobre el devenir español. De este modo, España y los españoles siguen conservando cierto exotismo a ojos británicos, que aporta un plus de emoción y diversión a su estancia.