El 40% de la energía consumida en la Unión Europea (UE) corresponde a los edificios. Así lo dice la directiva de Bruselas, que fijó la obligación de que todos los edificios construidos en la UE a partir del 1 de enero de 2020 tuvieran la calificación de Edificio Energía Casi Nula (EECN). Para las construcciones públicas y viviendas sociales, esta imposición ha entrado en vigor este 1 de enero, un año antes.
Para lograr la etiqueta EECN, se exige que la demanda de energía media no supere los 15 Kwh por metro cuadrado y año para la calefacción, y otros 15 Kwh para la refrigeración. De igual forma, la energía primaria total consumida por el edificio no debe superar los 120 Kwh por metro cuadrado y año.
Ahora, cada administración (estatal o local) y en 2020 cada promotora privada, elegirá las técnicas constructivas y los materiales que considere oportunos para conseguir esos objetivos en sus proyectos, aunque los edificios certificados bajo el estándar Passivhaus son la principal referencia en el mercado de la sostenibilidad. Estas son sus características:
- Perfecto aislamiento térmico de toda la envolvente (suelos, muros y techos) para que no haya intercambio de calor entre el interior y el exterior.
- Ventanas y puertas de altas prestaciones. El cristal debe ser doble o triple.
- Eliminación de puentes térmicos. Son las pérdidas de calor que se producen en los ejes y las juntas, donde coinciden dos materiales distintos dejando huecos entre sí.
- Sistemas de ventilación mecánicos con recuperación de calor. Permiten renovar el aire controlando la entrada y la salida, de tal manera que, si el aire es frío se aprovechará el calor generado por las personas y los aparatos eléctricos de la casa para aumentar su temperatura. Si por el contrario la temperatura exterior es alta, se expulsará el aire viciado, refrescando el que entra.
- El entorno tiene que ser estanco. Es decir, no debe haber corrientes de aire.
En España son varias las administraciones que han adelantado sus planes de construcción EECN. La ciudad de Madrid fue la primera en hacerlo. Desde 2016 tanto los edificios públicos nuevos como los que requieran rehabilitación deben cumplir con esta norma de eficiencia energética.
Desde 2017, los gobiernos de Navarra, Euskadi y Aragón, además del Ayuntamiento de Burgos, establecieron el estándar Passivhaus para sus proyectos urbanísticos de viviendas y oficinas.
¿Las demás administraciones están ya preparadas para hacerlo? Inés Leal, directora del último Congreso de Edificios Energía Casi Nula, es optimista: “España va por el buen camino y se cumplirán los plazos marcados”.