Mejorar la eficiencia energética de tu casa siempre es rentable, aunque los beneficios tarden en llegar algún tiempo, después de amortizar el gasto. Algunos expertos plantean que dado el bajo interés actual de otras inversiones monetarias (bonos, valores, fondos…), quizás podría ser más interesante emplear los ahorros en mejorar los aislamientos y los sistemas de climatización de la vivienda, ya que el retorno probablemente fuera mayor.
A partir de esa idea, la Fundación La Casa que Ahorra se propuso hacer una comparativa entre los beneficios de una rehabilitación integral y los que proporciona otra de las formas de inversión más rentables a largo plazo: los planes de pensiones.
El estudio lo encargó al Instituto de Tecnología de la Construcción de Cataluña (ITeC), que ha trabajado sobre un caso hipotético: individuo de 50 años, propietario de una vivienda de 73 m2 ubicada en el interior peninsular y con una calificación energética baja (tipo E, es decir, alto consumo con bajo aprovechamiento). Dispone de 7.500 euros a los que quiere sacar el mayor rendimiento y quiere saber hasta qué punto la rehabilitación puede resultarle un buen negocio.
Para realizar la comparativa con un plan de pensión, se ha estimado un plazo de 30 años debido a que la media para lograr un retorno bruto de la reforma energética en la vivienda es de 13 años, un tiempo similar al que tardará el protagonista en alcanzar la jubilación y empezar a cobrar la pensión. Además, se estima en otros 15 años el periodo en que recibiría, en pagas mensuales, la totalidad de su plan.
Se ha calculado la expectativa de rendimiento del plan de pensiones en un 3,2%, atendiendo a la media obtenida por esos productos financieros entre 2005 y 2015. Por otro lado, la simulación del gasto energético de esa vivienda hipotética antes de la reforma sitúa el consumo anual en 667 euros de calefacción y 158 euros de refrigeración. En total, 825 euros según precios actuales de energía.
Después de la rehabilitación, se logra pasar de la calificación E a la C, lo que supone reducir el gasto a 294 euros anuales. A estas estimaciones hay que aplicar un 2% de encarecimiento medio de la energía para cada año que pasa.
Un buen negocio en ambos casos
Según pasa el tiempo, por un lado, la vivienda sigue ahorrando un 64% en energía y, por otro, el supuesto plan de pensiones se va engrosando con la aportación anual de intereses.
Pasados 13 años, ya se ha amortizado la inversión realizada en la casa y se empieza a generar un ahorro en consumo equivalente a 700 euros anuales, teniendo en cuenta la inflación. Por su parte, el plan de pensiones (al 3,2% de interés) ya ha acumulado 11.252 euros. Cuando el individuo protagonista del supuesto se jubile (dos años después), la cantidad de la que podrá disfrutar es 11.984 euros.
Trascurridos 13 años desde la jubilación, la obra de rehabilitación habría acumulado un ahorro de 12.655 euros, una suma muy similar a la pensión obtenida. Además, seguiría creciendo a un ritmo de mil euros anuales (sumada la inflación). Como se ve, ambas opciones son bastante rentables.