Casas con huerto propio para el abastecimiento de sus habitantes; producción de energía limpia; granjas comunitarias con recuperación y reciclado de los desechos; aprovechamiento del agua de lluvia; vehículos eléctricos…
James Ehrlich, investigador de la Universidad de Stanford (EE.UU.) y experto en tecnología y sostenibilidad, imaginaba así la ciudad del futuro. No se trataba de un trabajo teórico sino de un estudio pormenorizado que solo necesitaba financiación para transformarlo en un experimento práctico.
Con capital privado y la ayuda del Gobierno holandés, el proyecto ReGen Villages es una realidad y se han empezado a construir las viviendas cerca de Almere, una localidad a 30 kilómetros de Ámsterdam. Las primeras familias podrán ocupar sus casas a partir de la próxima primavera.
El proyecto, diseñado por el estudio de arquitectura danés Effekt, planea ofrecer un centenar de casas con grandes ventanales que favorecen los invernaderos verticales que crecerán en su interior. En el exterior se contará con huertos y una unidad de acuicultura propia para disponer, también, de pescado fresco.
Cada vivienda estará construida en madera de bosques sostenibles e instalará paneles fotovoltaicos para conseguir plena autonomía energética, además de canalizaciones con las que regar invernaderos y huertos con agua de lluvia.
La calefacción se producirá con el biogás obtenido de los desechos orgánicos de la comunidad y los abonos, para los cultivos, procederán de los excrementos de la granja de animales comunitaria que abastecerá de carne, huevos y leche a las familias.
Ejemplo de reciclado
ReGen Villages solo será realmente factible si se logra el completo reciclado de sus basuras. Todo será aprovechable. Los residuos sobrantes del compost para los huertos serán después criaderos de moscas con las que se alimentará a los peces de las unidades de acuicultura, y los excrementos de los peces a la vez servirán de abono para los huertos.
“Estimamos que se producirán en los invernaderos toneladas de alimentos biológicos durante todo el año, que se completarán con la producción estacional de los huertos”, explica James Ehrlich.
La comunidad dispondrá de torres de abastecimiento de agua para los residentes, zonas de recreo y de reunión, y aparcamiento para vehículos eléctricos con estaciones de recarga.
Si el proyecto se completa como está previsto, habrá un centenar de casas para familias de entre 3 y 4 miembros. Según los cálculos que han realizado los arquitectos de Effekt, “una familia de tres personas necesitaría un área total de 639 m2 para valerse por sí misma. Una casa de tipo medio tiene 120 m2 y a ello se añade un invernadero (40 m2); la acuicultura correspondiente (300 m2); un huerto de temporada (100 m2); la parte proporcional de la granja (25 m2); de los paneles solares (34 m2) y del agua acumulada (20 m2)”.
La residencia más barata costará 250.000 euros. El ahorro de gastos no se ha cuantificado, pero no hay duda de que permitirá amortizar la inversión en muy poco tiempo.
Los planes de James Ehrlich es que ReGen Villages sea el proyecto piloto de una iniciativa que se extienda primero por toda Europa y luego se convierta en una alternativa real en áreas en desarrollo: «Habría que llevar la propuesta a la India rural y al África subsahariana, donde sabemos que la población va a aumentar y va a crecer la clase media. Si todo el mundo en la India y África quiere el mismo tipo de barrios residenciales que hemos estado construyendo hasta ahora, el planeta no podrá soportarlo”.