Recorre los cinco mejores bosques españoles esta primavera

Equipo de Redaccion

Si hay algo que nos trae la primavera son más horas de sol, una temperatura agradable y ganas de salir. Sí, de respirar aire limpio, de disfrutar de largos paseos, buenas charlas, la familia y los amigos. Y cómo no, también de descubrir senderos, árboles que apuntan al cielo y montes con acantilados a través de nuestros bosques. Aunque la lista podría ampliarse, en Anida hoy recorremos los 5 mejores bosques que hay en España.

 

  1. El bosque de Muniellos, Asturias

La joya de Asturias a la que solo tienen acceso veinte personas cada día, es un parque declarado Reserva de la Biosfera desde 2000. Se encuentra situado en entre los concejos de Ibias y Cangas del Narcea, en Asturias, y dicen que es uno de los lugares más increíbles para hacer senderismo en España porque cambia de color con cada estación. Visitarlo en primavera es descubrirlo en tonalidades amarillas, naranjas y rojas, que cambian de color con el reflejo del sol como si de un espejismo se tratara. Su magia reside también en la cantidad de robles que podemos contemplar en él, junto con los inmensos abedules, hayedos y sauces. Si te adentras en él, abre bien los ojos porque también es fácil toparse con algún oso pardo, lobos y corzos.

 

  1. Bosque Encantado, Tenerife, Canarias

Bien podría ser el decorado de la película Parque Jurásico, donde los dinosaurios campaban a sus anchas y es que, El Bosque Encantado, es el mejor ejemplo de laurisilva (una especie de selva húmeda) que se puede encontrar en Tenerife. Los amantes de la naturaleza y del trekking lo disfrutarán al cien por cien mientras atraviesan sus senderos de gran espesura, sortean sus robustos troncos que descansan en el suelo o se topan con helechos, musgos, laureles y brezos. Su verdadero nombre es el sendero de La Ensillada-Cabeza del Tajo y se encuentra dentro del Parque Rural de Anaga. Cuenta con una flora muy diversa y una gran variedad de aves, entre las que destacan el cernícalo, el búho o las palomas rabiche. Para mayor curiosidad, dentro del parque también habitan unas dos mil personas que viven únicamente de la agricultura, cultivando productos tan locales como las papas, los ñames o las batatas.

  1. Monte Cabezón de la Sal, Cantabria

¿Has visto alguna vez un bosque de secuoyas? Puede que hayas cruzado el charco y las hayas visto en Muir Woods, en la bahía de San Francisco (California), un bosque conocido por la altura (hasta 120 metros) que llegan a alcanzar estos curiosos árboles. Pero, ¿sabías que en España también hay un lugar donde verlos de cerca? No son tan altos como los americanos, pero rondan los 40 metros de altura, lo cual ya impresiona. El Monte Cabezón de la Sal guarda una curiosa historia: fue en los años cuarenta cuando se decidió plantar casi mil secuoyas para abastecer de madera y papel la zona, ya que este tipo de árbol crece con mucha rapidez. Por cosas del destino, cuando ya estaban lo suficientemente crecidos para talarlos, la madera ya no interesaba y quedó como legado este impresionante bosque que terminó por ser declarado Monumento Natural en 2003. Da igual cuándo visitarlo porque el silencio, la niebla y los árboles que apuntan al cielo te acompañarán mientras lo recorres en cualquier época del año.

  1. Bosque de Finlandia, Rascafría, Madrid

En la sierra norte madrileña se encuentra uno de los sitios más bonitos para hacer senderismo en familia. Su nombre se lo debe a las semejanzas que tiene en común con los bosques escandinavos. Partimos del Puente del Perdón, muy cerca del Monasterio de El Paular (en Rascafría) para adentrarnos en el Bosque de Finlandia. Comenzamos la travesía y nos dejamos abrazar por un frondoso bosque donde se abre camino un sendero fácil de recorrer y un pequeño embarcadero sobre las aguas del río Lozoya. Muy cerca hay una caseta de madera que antaño se usó como sauna, algo muy habitual en los bosques finlandeses. La mejor época del año para descubrirlo es la primavera, ya que se puede disfrutar de ríos caudalosos gracias al deshielo. Abetos, abedules y chopos te acompañarán en este trayecto donde reina la paz.

  1. Selva de Irati, Navarra

Este lugar es el segundo bosque de hayas y abetos más extenso de Europa, después de la Selva Negra de Alemania. Sus colores cambian según la estación del año siendo las mejores para recorrerlo en primavera y en otoño. La tala de hayas controlada hace que todas tengan la misma altura y grosor, creando un paisaje único y maravilloso. Este lugar te hará despertar todos los sentidos gracias a la multitud de sensaciones que se condensan en él: el olor a frutos del bosque, el sonido del río Irati, el tacto de sus hayas y abetos… Un pulmón verde en el que se abren 16 senderos, bosques, lagos y hasta mini cataratas. Por algo lo llaman “la joya de los Pirineos” y ahora puedes recorrer cualquiera de sus rutas, todas ellas con una extensión menor a 10 kilómetros.

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