Nuevos modelos de vivienda que quieren cambiar nuestras vidas

Raúl Alonso

En 2029 España contará con un millón más de hogares, alcanzando los 19,2 millones frente a los 18,2 registrados en 2014 por el Instituto Nacional de Estadística. Pero además las necesidades serán muy diferentes, ya que crecerán las unidades familiares de una y dos personas mientras bajan las formadas por cinco o más miembros, cuatro y tres.

El mercado inmobiliario es consciente de la transformación de la sociedad española y no solo se prepara para adecuar su oferta a las necesidades de tipología familiar, el espacio y su construcción también deben cumplir con otros requerimientos como la eficiencia energética, la casa conectada o la covivienda.

En Bilbao ya se levanta el que con sus 27 alturas se anuncia como el rascacielos sostenible más alto del mundo. Se ubica en el barrio de Bolueta, y su construcción se inspira en la filosofía de casa pasiva, que le permitirá tener un consumo de energía muy reducido. El proyecto impulsado por Visesa, Sociedad Pública del Gobierno Vasco, contempla 361 viviendas repartidas en dos rascacielos de las que 108 serán VPO y l3 sociales.

Un ejemplo pionero del modelo de vivienda residencial que durante la próxima década empezará a desarrollarse. En este caso se trata de una iniciativa pública, que absorbe menos del 10% del mercado español. Tomando como ejemplo el registro de Transmisiones de Derechos de la Propiedad del pasado mes de julio del INE, de las 32.714 registradas tan sólo 3.163 eran vivienda pública, lo que en término porcentuales supone un 9,7% frente al 90,3% de la vivienda libre. Pero el reto es sectorial, el concepto de vivienda asume una de sus transformaciones más importantes impulsado por una demanda social concienciada por la protección del medioambiente, interesada en recuperar el valor de la comunidad y sacar el mayor provecho a las nuevas tecnologías.

La casa pasiva, arquitectura bioclimática y la construcción verde

Bautizada como Passivhaus (casa pasiva) por el grupo de arquitectos alemanes y suecos que asentaron sus bases en los años 90, este modelo de construcción aplicable a cualquier estilo de construcción apuesta por unos sistemas pasivos de climatización capaces de disminuir hasta el 75% los consumos de energía, según se explica en un ilustrativo post de esta bitácora.

No es el único ejemplo del acercamiento a este ideal de mínimo coste energético en el uso de la vivienda, la arquitectura bioclimática cuenta con una creciente influencia que en muchos casos bebe de prácticas centenarias como el encalado de las casas en Andalucía o la orientación de los tejados al sur característicos de las construcciones del norte de Europa. En este caso su apuesta pasa por una edificación que valora y aprovecha las condiciones climáticas de donde se ubica, aprovechando los recursos que ofrece como sol, viento, lluvia o vegetación para minimizar su impacto en el entorno y reducir el consumo de energía.

En torno a la construcción ecológica o verde se agrupa un influyente número de profesionales de la arquitectura y promotores públicos y privados que tratan de atender una demanda creciente, que en los próximos años muchos esperan se convierta en exigencia generalizada en el mercado. De momento los tejados ecológicos ya están revolucionando las azoteas y empiezan a verse en ciudades como Berlín o Copenhague, ciudad esta última en donde se ha regulado que los nuevos tejados tengan algún tipo de vegetación como medida de ahorro energético. Las casas en contenedores es otra tendencia que crece con fuerza en Escandinavia, y en el sur de Europa se recuperan materiales tradicionales como la paja o el adobe.

La casa inteligente

Pero el ciudadano es cada vez más exigente y también quiere que su vivienda saque partido a la imparable revolución tecnológica impuesta por la era Internet y los avances en domótica. La casa conectada o la casa inteligente ha pasado en pocos años de proyecto a realidad. El Internet de las cosas permite la interconexión entre los electrodomésticos de uso diario como frigoríficos, lavadoras o cafeteras y persianas que hoy son activables a través de sencillas aplicaciones desde el móvil y la smart TV o simplemente utilizando comandos de voz. Pero quizá en donde esta capacidad de comunicación avanza más es en el control de la climatización y los sistemas de vigilancia, el mercado ya ofrece soluciones estandarizadas que los promotores inmobiliarios incorporan como elemento diferencial de su oferta.

La empresa +Spacio ha sido premiada como el mejor proyecto de innovación domótica por la Comunidad de Madrid por una vivienda unifamiliar ubicada en Torrejón de Ardoz.  En sus 460 m2 incorpora sistemas como lector de llaves electrónicas, control lumínico, climático o de estores y persianas, y automatización de la seguridad, depuradora de piscina y riego. Un ejemplo aún inusual pero que avanza hacia donde camina el sector.

La ‘covivienda’, espacios comunes para vivir en comunidad 

Y la revolución en los formatos de vivienda no se circunscribe al espacio más íntimo de sus habitantes, crecen iniciativas que apuestan por crear espacios vecinales que fomenten su relación y colaboración. En realidad, el cohousing o la covivienda se definió en los revolucionarios años 60, pero es en los últimos años cuando está alcanzando su mayor desarrollo, de forma especial en Estados Unidos si bien Internet recoge en España experiencias como la de la localidad valenciana de Alfafar.

En su esencia, este tipo de comunidades vecinales apuestan por reducir el espacio más íntimo y ampliar zonas comunes. Las opciones son muy variadas, desde instalaciones para el cuidado de los niños y sus juegos, biblioteca, lavandería, salas multiusos, zona ajardinada, huerta, etc. La covivienda es, sin duda, otro modelo de vivienda llamado a revolucionar nuestro hogar y la forma en que lo vivimos.

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