Las ciudades se expanden y están en continua evolución. Han de crecer acorde a las personas que viven en ella y, sobre todo, amoldarse a sus necesidades. Ejemplo de ello, son las obras que se emprendieron en Brasil para ser la sede de #Rio2016, los Juegos Olímpicos 2016.
Como parte importante de ese día a día, está presente el deporte y la afición a practicarlo al aire libre. La sociedad actual encuentra en la actividad física, y en la práctica deportiva, un elemento directo vinculado a la salud y a la educación de la población. El deporte transmite valores y logra un claro beneficio en la evolución de las personas.
Es una actividad de ocio cada vez más demandada por los vecinos y su incorporación a la vida cotidiana se convierte en un reto. De hecho, como señala la Encuesta de Hábitos Deportivos realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas para el Consejo Superior de Deportes, el 45% de la población prefiere hacer deporte en lugares abiertos al público. Por eso, dada la clara necesidad que tiene la sociedad de esta práctica, debe encontrar reflejo en los actuales planes urbanísticos.
Una verdad que no es novedad, sino que se ha ido transmitiendo a lo largo de los siglos. El deporte ha jugado siempre un papel clave en el urbanismo. Ya en el siglo V antes de Cristo, civilizaciones como la griega se han orientado y centrado específicamente en el ejercicio, para responder a realización de torneos como los juegos olímpicos y los délficos. Unos pasos que también siguió Roma, que buscaba aumentar el numero de espectadores que acogían el coliseo y el circo, o las calles habilitadas en la Edad Media y el Renacimiento para realizar en ellas actividades atléticas.
Una herencia que permanece dado que los planes urbanísticos actuales no pierden el objetivo de acercar y facilitar a los residentes las prácticas deportivas, habilitando espacios donde la oferta sea variada y de acceso gratuito. Esta tendencia requiere de planificación de los espacios residenciales, del parque y de los elementos necesarios para crear un sentido de lugar y de pertenencia al entorno en el que están ubicados.
Las zonas residenciales se han amoldado a un concepto basado en aspectos multifuncionales y no es extraño encontrar cada vez más urbanizaciones con espacios como pistas de tenis, pádel y piscina.
En los últimos años también han proliferado los centros e instalaciones públicas de lo más variadas y con numerosos atractivos. En ellas, es posible jugar al golf, disfrutar de las pistas de tenis o correr en pistas de atletismo realizadas en caucho para que la pisada sea más firme y menos dañina. Todos ellos, completados con parques infantiles en los que los más pequeños puedan disfrutar y, a la vez, empaparse de la importancia de la práctica deportiva.
Así mismo, son habituales en los desarrollos urbanísticos los llamados “gimnasios” para la tercera edad. Espacios al aire libre en los que los mayores pueden realizar ejercicio sin riesgo usando las máquinas pensadas para ellos. Gracias a la habilitación de rampas, pedales, agarraderas, entre otras muchas opciones, estos pueden sumarse a los beneficios del deporte.
Unas iniciativas que se completan con la clara importancia que se le ha concedido a la bicicleta; pues en los últimos años el 63% de la población se decanta por este medio de transporte.
Para ello, tanto en centros urbanos, como en paseos marítimos y zonas de campo, se han ido capacitando de forma continuada kilómetros de carriles bici –superando en mucho los 1.000 kilómetros en España y logrando que ciudades como Sevilla se hayan convertido en un referente mundial en lo que a la preparación de la ciudad para las bicis se refiere.
Esto ha supuesto el auge de un transporte barato, limpio y ligero al que recurren vecinos y turistas. Para ello, los ayuntamientos han habilitado un servicio de alquiler de bicicletas con diferentes puntos de recogida y depósito, con un coste mínimo para el usuario. Algo exigido para ayudar en su mantenimiento y que garantiza este servicio público para todos.
El evidente beneficio de la práctica de actividad física y su impacto en la salud colectiva de los ciudadanos, hace incuestionable su presencia en los nuevos y futuros planes urbanísticos. Un impulso en el que colaboran diferentes organizaciones y sujetos, y con el que se asienta la generalización del deporte como actividad prioritaria de la sociedad.