Es una realidad a la que no se le puede dar la espalda. La digitalización de la economía abarca todos los sectores aportando eficiencia e innovación, y mejorando la relación con los clientes. Ahora es el momento de que los operadores inmobiliarios asuman el reto, pero: ¿cómo abordar un proceso que requiere de profundos cambios tecnológicos?
Quizá lo más sencillo sea empezar por entender en qué pueden ayudar las nuevas tecnologías al profesional inmobiliario. En opinión de Carlos Álvarez, director de Agency Relationship de Google España, en todas las fases de la cadena de valor: «por ejemplo, en análisis de mercado añadiendo capas de inteligencia a un Google webmap para saber dónde están las oportunidades». Si enriquecemos un mapa de Google con otras capas de información como proximidad a centros comerciales, escuelas, centros de trabajo en un radio de 20 minutos en coche, densidad del tráfico, etc, «podremos decidir de una forma objetiva qué terreno de los que estoy estudiando conviene más».
Pero además las nuevas tecnologías pueden ser de utilidad para la gestión de licencias, siempre que se implementen sistemas de gestión telemáticos con los diferentes portales de las Administraciones Públicas. En opinión de Álvarez, la asistencia tecnológica también llega al proceso constructivo a través de la impresión 3D, que permite imprimir materiales en la propia obra, o la domótica, la robotización de procesos logrando eficiencia en tiempos y reduciendo costes. Por último, recomienda incorporar estas nuevas herramientas a los procesos de venta y postventa, «para mejorar la experiencia con el cliente».
En opinión de este experto en Internet, el sector inmobiliario pronto va a participar del nuevo ecosistema empresarial y las empresas deben preparar el cambio: «A partir de ahora va a ser necesario crear marca que genere confianza en un consumidor cada vez más informado». Declaraciones todas ellas que se escucharon en el último Congreso Inmobiliario Nacional, organizado por APCE (Asociación de Promotores y Constructores de España) con el título De la recuperación a la innovación.
Un proceso irrenunciable
«De la aplicación de la tecnología a los procesos y las herramientas viene la mejora de la productividad, y no conviene quedarse al margen de este proceso», advertía José Luis Zimmermann, director general de Adigital, asociación de la economía digital. «Todas las actividades que están en la cadena de valor de la construcción también evolucionan, y eso más pronto que tarde va a empujar al sector».
En opinión de Zimmermann, el big data debe ser entendido como una commodity más, y el inmobiliario debe aprender a utilizarlo: «Ayuda a tomar decisiones de un modo mucho más objetivo, porque todos los usuarios dejamos en la Red una valiosa información que solo hay que aprender a buscar y procesar». Sin embargo, el big data más valioso es el que genera la propia empresa, «todos debemos ser capaces de generar esos datos porque representan una clara ventaja competitiva en el mercado».
Y una advertencia más. El camino recorrido por otros sectores pioneros en la digitalización de su negocio, como el turismo o el comercio, demuestra que quien no aporta valor al usuario abre la puerta a la intermediación, a la aparición de otros actores que introducen un nuevo eslabón a la cadena de valor. Así ha ocurrido con los comparadores de precios de hoteles y billetes de avión, unos metabuscadores que en pocos años han impuesto nuevas reglas a la contratación de este tipo de servicios.
Romper con lo establecido
Pero abrirse a este proceso es imposible sin un cambio radical en la mentalidad de la empresa. Una idea sobre la que ahonda Enrique Dans, profesor de Sistemas de Información de IE Business School, y uno de los mayores evangelizadores de la nueva economía en español: «Lo que no puedes permitir es que pronto todos tus clientes sean digitales y tu empresa no».
Para Dans el proceso no es sencillo, porque conlleva un importante esfuerzo de desaprendizaje para empezar a hacer las cosas de un modo totalmente diferente. Y lo explica con varios ejemplos.
- Uber, una empresa valorada en 70.000 millones de dólares, empezó ofreciendo una alternativa al taxi que añadía valor al usuario a través de sus aplicaciones de contratación, pago móvil, mejor precio y un esmerado servicio que cada cliente puntúa a su finalización. Así se ha convertido en el mayor transportista de viajeros urbanos del mundo sin tener la propiedad de un único coche: «Pero ahora está testando nuevos servicios de coche sin conductor, y pronto puede que se convierta en el mayor proveedor de transporte urbano autónomo», observa Dans.
- En un proceso similar, Facebook se ha convertido en una gran plataforma de contenidos informativos gracias a las noticias que comparten sus más de 1.500 millones de usuarios: «Es el medio de comunicación más importante del mundo sin tener que escribir una sola noticia o pagar a un redactor».
- Por su parte, AirBnB es la mayor agencia de alquiler de vivienda vacacional sin la propiedad de un piso: «¿Y cuántas vueltas debe dar la empresa inmobiliaria a su cadena de valor para encontrar modelos de este tipo?», reta el profesor.
- Y como ejemplo, habla de nuevos modelos de inversión inmobiliaria, el real estate crowdfunding, que propone la adquisición de pisos y otros activos dando entrada a muchos propietarios a través de participaciones de unos 5.000 dólares.
«Solo vas a ser capaz de cambiar si rompes con algo de lo que crees establecido». Una condición imprescindible en opinión de Dans para abordar con éxito un proceso de digitalización empresarial: «Si estás listo, lánzate a romper cosas como ha hecho Facebook o Uber, y si no estás preparado ponte las pilas porque esto está aquí para quedarse».