No es extraño que las ciudades más vanguardistas luchen por colocarse a la cabeza de los rankings mundiales de modernidad, accesibilidad, diseño o sostenibilidad. Pero lo que no es tan común, es que el objetivo primordial de una urbe tenga que ver con las emociones, en concreto, con desbancar a todas los demás en lo que a felicidad se refiere. Eso es precisamente lo que se ha propuesto Dubai. La capital de los Emiratos Árabes quiere convertirse en la ciudad más feliz del mundo.
Entienden que el puente hacia este estado de ánimo, lo tenderá la innovación tecnológica y que serán cuatro sus pilares: la eficiencia, la seguridad, la transparencia y el impacto. La senda hacia la felicidad social se empezó a andar en 2014 y el plazo autoimpuesto por el Emirato, para alcanzar la meta de que sus habitantes y visitantes sean los más felices del globo, expirará a finales del próximo año 2017. El proyecto implica al gobierno, al resto de organismos oficiales y autoridades, a la policía y a numerosos equipos de investigadores.
Podría pensarse que esta ambición por alcanzar esta fortuna, está llamada a quedarse en una mera declaración de intenciones o en una aspiración abstracta (tal como, por ejemplo, el derecho a la búsqueda de la felicidad que reconoce la constitución americana), pero nada más lejos de la realidad. A este proyecto tan ambicioso están dirigidas todas las acciones del plan de desarrollo de la ciudad inteligente Smart Dubai. No en vano, el eslogan del proyecto es “happy living” y en su declaración de intenciones se asegura que “el enfoque revolucionario pone la felicidad, y no la tecnología, en el núcleo de la estrategia”.
Un ministerio exclusivo
¿Cuáles son los pasos concretos que está dando Dubai encaminados a que su sociedad sea más feliz? Para comenzar, se ha creado el Ministerio de la Felicidad. Al frente del mismo está Ohood Al Roumi, una mujer que no sólo cuenta con un excelente curriculum político (anteriormente dirigía la Oficina del Primer Ministro) sino que, además, posee la actitud alegre que cabría presuponer a una persona que ostenta un cargo como el suyo. En declaraciones a la cadena americana CNN, Al Roumi aseguró que ella siempre inclina la balanza hacia la positividad: “Es lo que me empuja, lo que me motiva, lo que da sentido a mi vida, así que siempre elijo ver el vaso medio lleno”.
“El papel del gobierno debe ser el de crear un entorno en el que la gente pueda crecer, alcanzar su potencial y elegir ser feliz”, explicaba la ministra. “El propósito principal del gobierno es el de crear felicidad”. Los esfuerzos del gobierno dubaití en este sentido se centralizan a través de la plataforma Smart City e incluyen la gestión de servicios e infraestructuras, una plataforma de datos abiertos y varias aplicaciones enfocadas a mejorar la calidad de vida de residentes, visitantes, empresarios e inversores.
Innovación tecnológica y smart city
En la práctica, estos esfuerzos se han materializado en más de 500 iniciativas distintas dirigidas a repercutir en la mejora de vida y atención a los ciudadanos (sanidad, educación, transporte, carreteras…), en la gestión eficiente de los recursos naturales y el fomento de la energía limpia (Dubai puede presumir de contar con la mayor planta de energía solar del planeta), en la reducción de la dependencia energética de las importaciones y en lo que se ha dado en llamar “gobierno inteligente”, que facilita la prestación de cualquier servicio mediante aplicaciones y la atención al ciudadano en redes sociales (por ejemplo, es posible reportar averías con sólo enviar una foto desde el móvil).
Y usted, ¿cómo se siente hoy?
Para medir la satisfacción de los habitantes y de los visitantes y evaluar los progresos del plan se han distribuido más de una veintena de contadores de felicidad por la ciudad, conocidos como happy meters. Gracias a ellos, cualquier persona puede registrar su estado de ánimo con sólo pulsar la cara de uno de los tres emoticonos disponibles: triste, indiferente o alegre. Con los datos obtenidos, el gobierno elabora “mapas de la felicidad” de las personas por su ubicación geográfica.
Hasta el momento, los Emiratos Árabes ocupan un modesto puesto 28 en el ranking del World Happiness Report, que elaboran anualmente las Naciones Unidas. Los tres primeros puestos, por el momento, se los reservan Dinamarca, Suiza e Irlanda y, aunque parece bastante difícil que Dubai logre escalar tantas posiciones en la próxima actualización de la lista, lo cierto es que pocas ciudades saben tanto como ella en lo que se refiere a batir records. Lo que sí parece innegable es para la capital de los Emiratos la felicidad es un asunto muy serio.