Coworking, un negocio al alza

Equipo de Redaccion

Trabajo colaborativo o compartido. Esta es la definición del coworking, una nueva forma de trabajar donde freelance, autónomos, pymes y startups comparten no solo espacio físico sino una auténtica filosofía de trabajo y la posibilidad de generar sinergias. Una respuesta al cambio de mentalidad que se está imponiendo en el sector laboral, donde poco a poco las oficinas clásicas van perdiendo la partida a los espacios diáfanos.

Situación del coworking en España

En España, según el directorio de Coworking Spain, ya hay 900 espacios de este tipo, sobre todo en Madrid y Barcelona. Una cifra que sitúa a España en el tercer país que más demanda este tipo de oficinas, por detrás de EEUU y Alemania. A nivel mundial, la cifra asciende a 14.000.

La percepción clásica de cómo es la oficina vive sus horas más bajas debido a la irrupción de espacios diáfanos que favorecen la cooperación. Ello, unido a que la forma de trabajar que ha imperado durante las décadas anteriores no guarda relación con la que predomina hoy en día, ha acelerado la aparición de los espacios de coworking: accesibles, sostenibles y colaborativos. Una tendencia que en España ha llegado para quedarse.

Los profesionales se sienten seducidos por trabajar en lugares que fomentan la colaboración y en otros casos, el asesoramiento. De hecho, hay espacios que están especializados en determinados sectores, ya sea economía, derecho o arquitectura, lo que propicia las sinergias con otros profesionales afines.

Qué busca un coworker

Podríamos definir este perfil como profesional de 30 a 45 años, donde el 75% posee una carrera universitaria y donde uno de cada cuatro son mujeres. Muchos de ellos se dedican al sector tecnológico, al diseño y a la creación. Así, algunos de los perfiles más comunes son fotógrafos, periodistas, diseñadores gráficos, arquitectos o programadores.

Hay quienes optan por estos espacios colaborativos sin tener muy claro lo que buscan, pero la mayoría valora la flexibilidad que les aporta, el ambiente de trabajo y el precio, ya que se comparten todos los gastos y esto supone un ahorro importante frente a la oficina tradicional.

También ha surgido otro tipo de perfil: pequeñas empresas que buscan espacios afines para sus equipos, donde poder tener un ambiente distendido y lleno de talento. Sin embargo, todos coinciden en la búsqueda de personas con las que interactuar. Lo dice la Encuesta Mundial sobre Coworking, que también recoge que estos lugares fomentan las reuniones con los trabajadores convirtiéndose en un espacio de networking muy favorable para emprendedores y freelance.

Otra de las conclusiones de este estudio es que muchos profesionales buscan formar una comunidad y valoran poder trabajar en equipo. Aunque lo que prima es el trabajo individual, ven en el coworking la posibilidad de nuevas oportunidades de empleo.

Hacia dónde van estos espacios

Básicamente hay dos tipos de ambientes: espacios abiertos o pequeñas salas cerradas. Las primeras son espacios grupales, donde normalmente se comparte mesa con otros coworkers, lo que propicia en algunos casos la conversación y el intercambio de conocimientos. Las salas de menor tamaño suelen pedirlas los profesionales que buscan algo más de privacidad. Sin embargo, siempre existe la opción de participar y colaborar con otros coworkers en las actividades que muchos centros ofrecen a sus clientes, a través de mesas redondas, entrevistas o debates.

Si nos preguntamos cuál será la evolución de este modelo, los expertos adelantan que en los próximos años se demandarán emplazamientos de mayor tamaño, con capacidad para más personas y también espacios en zonas rurales, para retener el talento de los millenials e impedir que haya una huida masiva de estos jóvenes a la ciudad.

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