La vida rústica es más sencilla, más económica y puede ofrecer mayor calidad. Estas son algunas de las razones por las que muchas personas dejan la ciudad para empezar de cero en un entorno rural. ¿Quieres conocer en detalle éstos y otros motivos que impulsan a muchos a romper con todo?
El éxodo a los entornos rurales
Que los jóvenes abandonaran los pueblos para iniciar una nueva vida en la capital no es una novedad, durante años lo hemos conocido como el “éxodo a las urbes” y era algo que ocurría de forma natural. Sin embargo, parece que este movimiento ya no es tan masivo y que poco a poco se va invirtiendo. Abraza la Tierra es un proyecto que facilita la llegada y asentamiento de aquellas personas que han decidido emprender un nuevo camino en el medio rural. Eva María González, su coordinadora, asegura que: “desde 2006 hemos recibido miles de solicitudes para vivir en el campo. Es cierto que hay muchas ganas de cambiar de actividad, pero muchas veces se queda en la intención. Nos hemos encontrado con mucha gente que tiene idealizado vivir en una finca rústica, pero son muy pocas quienes deciden dar el paso, básicamente lo dan quienes tienen un plan laboral viable”.
Beneficios para la salud
Desde luego, motivos no faltan y cada vez son más las personas que dicen “adiós” a la ciudad y sustituyen el coche, el cine, el supermercado y el estrés por un huerto, una casa más amplia en el campo y los paseos en plena naturaleza. Sobre todo, desde que somos conocedores de las múltiples ventajas para la salud que supone vivir lejos de la metrópoli. Por ejemplo, vivir sin prisas es uno de los grandes motivos por los que se da el paso y se renuncia a una vida urbanita, pues está demostrado que vivir en un entorno rural disminuye considerablemente nuestro nivel de estrés. Dormir sin ruidos es otro de los factores clave. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), lo recomendable es que un adulto duerma entre 7 y 8 horas diarias y que el sueño no tenga interrupciones para que no haya sensación de agotamiento; esto en el núcleo urbano, muchas veces es una quimera. Otro de los grandes beneficios que encontramos es respirar aire puro, lo que se traduce en menor riesgo de cáncer, menos problemas de hipertensión y escasos trastornos psiquiátricos. Fernando Pérez Escanilla, responsable del Área de Salud Pública de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia es concluyente al respecto: “Son muchos los factores que influyen en la aparición y el desarrollo de un cáncer, pero sin duda algunos de ellos son ambientales, como la exposición a sustancias contaminantes o el distinto ritmo de vida que se da en una ciudad y en un pueblo. De estos datos, hay que concluir que los factores ambientales que influyen en el cáncer juegan a favor de la población rural”. Por último, cabría destacar el número de casos diagnosticados de ansiedad o depresión se triplica en el caso de las ciudades: “Sólo el 5% de los habitantes de los pueblos tienen diagnosticado un caso de ansiedad o depresión, cuando la cifra que se maneja en las metrópolis se multiplica por tres, hasta el 15% o el 20%”, según Pérez Escanilla
Una alimentación sana y natural
Cultivar nuestro propio huerto y productos es otra gran ventaja que ofrece la tierra, ya que podremos controlar nuestra alimentación y hacer que esta sea más natural y sana. “Aunque no todo el mundo está de acuerdo, los alimentos ecológicos son superiores nutricionalmente al resto de alimentos, ya que éstos se cultivan sin ningún tipo de sustancias adicionales. Al ser cultivados de forma natural, conservan mucho mejor su sabor a diferencia de los cultivados en invernaderos y en terrenos con sustancias químicas que aceleran su crecimiento. La ganadería ecológica es la que menos grasas saturadas aporta, ya que sus animales se han criado con leche materna y productos sin aditivos ni harinas de origen animal”, afirma Ana Castaño, especialista en nutrición de la Clínica Bruselas.
Los euros cunden mucho más
Si todas estas razones no fueran suficientes, la vida en un pueblo puede suponer un ahorro importante respecto a la de la capital. “Por ejemplo, en una zona rural podemos encontrar una casa por 250 euros o una nave por 300 euros. Incluso, hay ayuntamientos que ceden el terreno para que el empresario pueda iniciar su actividad laboral, como atractivo. Sin embargo, no nos engañemos, el resto de gastos son similares a los de la ciudad: luz, gas, impuestos y gasolina”, asegura Eva María. Por eso, desde Abraza la Tierra lo tienen claro: antes de tomar la decisión, es importante reflexionar y seguir estos pasos: 1) Contactar con la Fundación para recibir consejos, información e incluso recursos de cara a cómo afrontar el cambio. 2) Tener la idea madurada y que haya consenso por parte de la pareja y familia, ya que el cambio es notable. 3) Tener un plan laboral viable; es decir, cómo piensan ganarse la vida en el pueblo. Estos tres componentes importantes ayudarán a tomar la decisión correcta.