Así cuidan (y cuidarán) las casas inteligentes de nuestros mayores

Equipo de Redaccion

Cuando pensamos en Smart Homes o casas conectadas a internet, posiblemente la primera idea que nos venga a la cabeza tenga que ver con electrodomésticos que preparan la cena antes de que lleguemos a casa, luces que se encienden y apagan solas o la posibilidad de controlar nuestros equipos de imagen y sonido con órdenes de voz.

Pero más allá de permitirnos tomar el control de nuestra vivienda en remoto o de automatizar tareas domésticas, hay un área en el que la tecnología y la conectividad aplicada al hogar tiene (y tendrá) mucho que aportar: la seguridad y el cuidado de las personas mayores.

Evitar olvidos en la toma de medicación, fuegos, caídas fortuitas, subidas repentinas de tensión o desmayos son algunas de las posibilidades que más inquietan a los familiares a medida que sus seres queridos van sumando años a sus espaldas. Consecuentemente, muchos se ven obligados a trasladar a los ancianos a su propia vivienda o a internarlos en una residencia. Por suerte, gracias al desarrollo tecnológico en este campo, los mayores ganarán en autonomía e independencia y sus cuidadores, en tranquilidad. Muchas de estas soluciones ya se aplican con éxito en la práctica:

– Los sensores de movimiento: no son ninguna novedad, pero sí lo es su aplicación al cuidado de ancianos y personas dependientes. Son varias las compañías (como el caso de Sensovida) que han desarrollado sistemas basados en la instalación de sensores de movimiento en viviendas habitadas por gente mayor para rastrear sus movimientos y, en el caso de los más avanzados, capaces incluso de estudiar sus rutinas y establecer patrones de conducta. Ante cualquier movimiento sospechoso (o ante falta del mismo, pensad, por ejemplo, en el caso de que una persona no visite el baño o la cocina durante un cierto periodo de tiempo), salta la alarma: la notificación llega al teléfono del familiar, al servicio de teleasistencia y/o a los servicios de emergencia.

– La correcta medicación, como ya hemos señalado, es una de las cuestiones que más preocupa en relación al cuidado diario de las personas mayores que viven solas. Olvidar una toma o doblar la dosis por descuido puede tener graves consecuencias: para evitarlo, se han desarrollado sistemas como el dispensador de pastillas de Hero, la evolución natural del pastillero de toda la vida en la era de la conectividad. Se trata de un dispositivo capaz de administrar las tomas automáticamente de forma que el mayor recibe la dosis adecuada a la hora precisa con solo pulsar un botón y la persona a cargo, una notificación instantánea en el teléfono móvil.

– La monitorización de actividad y constantes vitales como el sueño, la actividad (entradas y salidas), comidas, la frecuencia cardiaca, la respiración, la tensión o los niveles de azúcar es sencilla gracias a multitud de dispositivos conectados desarrollados ad hoc de forma que, ante cualquier alteración sustancial, el familiar pueda recibir una alarma en su teléfono móvil.

Muchos de los dispositivos más comunes, populares y accesibles también tienen su aplicación en el cuidado de nuestros mayores: como las puertas y cerraduras automatizadas (que se pueden abrir desde el móvil o con la huella dactilar), los electrodomésticos y sistemas con apagado automático o en remoto (estufas, vitrocerámicas, sistemas de climatización) o los asistentes de voz (que permiten hacer una llamada o contestar al teléfono en caso de caída sin tener al alcance el aparato).

Todo apunta a que la tecnología seguirá avanzando en este terreno. Por ejemplo, en Japón, el país con la población más envejecida del mundo, se han tomado el asunto tan en serio que el gobierno ofrece ayudas desde 2013 para la investigación y desarrollo de robots que puedan sustituir a un cuidador humano. La idea es que estos ingenios no sólo efectúen labores de tipo físico o ayuden a recordar la toma de medicamentos o una cita con el médico, sino que lleguen incluso a cubrir un hueco emocional y afectivo, llegando a establecer conversaciones. Ya se han lanzado al mercado robots como Ri-Man, de forma humana, capaz de seguir órdenes habladas y de transportar a personas en sus brazos, o la foca Paro, un robot capaz de interactuar con el ser humano que ayuda a personas con demencia.

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