Aunque el término se ha popularizado en los últimos años, la arquitectura low cost no es ninguna novedad: de 1983 data el proyecto Aranya Low Cost Housing en la ciudad india de Indore, un laberíntico sistema de casas y patios que alberga a más de 80.000 habitantes de clases medias y bajas y que firmó el arquitecto, también de nacionalidad india, Balkrishna Doshi. Éste, junto a otros proyectos, le ha valido la concesión del Pritzker 2018, el galardón más prestigioso del mundo en esta disciplina.
Balkrishna Doshi está considerado, de hecho, un pionero en la planificación de construcciones de bajo coste. «Doshi es muy consciente del contexto en el que se encuentran sus edificios. Sus soluciones tienen en cuenta las dimensiones social, ambiental y económica, y por lo tanto su arquitectura está totalmente comprometida con la sostenibilidad», destaca el fallo del jurado que enfatiza la conexión de su obra con el contexto y las necesidades locales.
Discípulo de Le Corbusier (a él, precisamente, le ha dedicado el premio), Doshi regresó a su país natal en 1956 tras formarse y trabajar en Londres y París y es precisamente en la India donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Ninguno de sus compatriotas había conseguido con anterioridad este reconocimiento. Y doble record, ya que también se trata del arquitecto más longevo en recibir un Pritzker: nacido en 1927, cuenta con 90 años.
Arquitectura para mejorar la calidad de vida
La obra de Balkrishna Doshi le ha llevado a ser conocido como “el arquitecto del pueblo”. También urbanista y profesor, presume de una trayectoria de más de 60 años enfocada a la contribución por la mejora de la vida de las gentes de un país que, tras la proclamación de independencia de 1947 (curiosamente, el mismo año en el que Doshi inició los estudios de arquitectura) ha evolucionado a velocidad de vértigo.
Para Doshi, en propias palabras, sus obras son “una extensión de mi vida, filosofía y sueños”. Filosofía y sueños con los que ha conseguido mejorar sustancialmente las condiciones de vida de personas de todos los estratos sociales, sobre todo las más bajas, en un país de grandes contrastes, dónde se encuentra, por ejemplo, la que se considera la residencia más cara del mundo.
En claro contraste, el Aranya Low Cost Housing, citado al principio del post, ha sido probablemente su proyecto más ambicioso y con el que ha conseguido convertir en propietarios a quienes no tenían nada. Otros proyectos low cost habitacionales son las viviendas sociales de Atira, el complejo de casas Vidhyadhar Nagar Master Plan, o la corporación de la ciudad de Ahmedabad, construída por encargo de una aseguradora para dar cabida a familias de distintos estratos sociales. Además, Doshi ha creado edificios públicos, escuelas e instituciones culturales.
Si algo tienen en común las creaciones de este arquitecto son el fomento de la vida en comunidad (concediendo mucha importancia a los espacios comunes y compartidos), el aprovechamiento de los materiales locales (hormigón, piedra, madera…), la búsqueda de la funcionalidad y la mirada contemporánea desde un profundo respeto a las tradiciones arquitectónicas hindúes.
Balkrishna Doshi recogerá el premio el próximo 16 de mayo en el Museo Aga Khan de Toronto (Canadá). Será entonces cuando oficialmente tome el relevo de los tres españoles que conforman RCR Arquitectos, ganadores del Pritzker de 2017.