Castillos españoles habitados: joyas del pasado para disfrutarlas hoy

Equipo de Redaccion

Nuestra historia de guerras, invasiones y reconquistas hizo de España el país de los castillos, una herencia que hoy se conserva como en ningún otro lugar: alrededor de 2.500 castillos continúan en pie, además de otras miles de murallas y fortificaciones variadas. Este patrimonio único, aunque pueda sorprender, no está presente mayoritariamente en Castilla. Es la provincia de Jaén donde se concentra el número más elevado de estas construcciones por kilómetro cuadrado.

Todas se pueden visitar… pero son muchas menos las que pueden disfrutarse completamente restauradas, bien porque han sido rehabilitadas como hotel o porque son residencias privadas abiertas al público. Hemos realizado una selección con algunas de las más populares, de mayor tradición o más lujosas. Si eres un viajero exquisito de piedra e historia, cualquiera de estos lugares puede ser una experiencia única para ti:

  • Castillo de Santa Florentina (Canet de Mar, Barcelona). A finales del siglo XIX, el arquitecto Lluís Domènech i Montaner convirtió esta fortaleza que se remonta a la época romana, en una lujosa residencia donde se mezclan el estilo medieval, el modernismo y el neogótico. Los propietarios ofrecen al público todo el recinto; ellos viven en una casa anexa.
  • Castillo de Montsonís (Montsonís-La Noguera, Lleida). Fue el primer castillo privado que se abrió al público. La primera construcción se remonta a 1.024. Al estar en el Camino de Santiago, siempre hay una habitación reservada para el peregrino que la solicita. Destaca su magnífica fachada, el oratorio privado y la bodega.
  • Castillo de Arteaga (Ereño, Vizcaya). Reconstruido en 1856 por los arquitectos franceses Couverchef y Ancelet con mármoles y piedra caliza de la zona. El terreno y la fisonomía son del siglo XIII y todas sus comodidades, del XXI. Actualmente es un romántico hotel.
  • Cal Raich (Montfalcó Murallat, Lleida). Formaba parte de una amplio complejo defensivo que comenzó a levantarse en el siglo XI. La pequeña villa-fortaleza está ubicada sobre una colina que domina el valle circundante. Hoy solo es un fantástico lugar de descanso.
  • Posada Torre-Palacio de los Alvarado (Merindad de Montija, Burgos). Conjunto histórico en el que se llegó a alojar el emperador Carlos I, actualmente reducido en su extensión original pero acogedor para dormir en cama con dosel y desayunar entre obras de arte y antigüedades.

Estas fortalezas son lugares exquisitos que merecen la pena visitarse, sin embargo, al menos en número, pocos son comparables con los castillos rehabilitados que reúne la red de Paradores. Estos son los de mayor dimensión, extraordinarias muestras del arte militar de la Edad Media:

  • Castillo de Cardona (Cardona, Barcelona). Recinto fortificado del siglo IX. Destacan la torre Minyona y la iglesia, ambas del siglo XI. Uno de los mejores ejemplos del románico catalán.
  • Castillo de Carmona (Carmona, Sevilla). Fortaleza árabe del siglo XIV. Sobresale el patio de armas y el salón Bermejo, con sus tapices y numerosas antigüedades.
  • Castillo de Tortosa (Tortosa, Tarragona). Abderramán III decidió erigir la fortificación en el siglo X. No hay que perderse el comedor y la Zuda (pozo), junto a cuatro espléndidos ventanales del gótico catalán. Motivos cristianos, regios y árabes.
  • Castillo de Sigüenza (Sigüenza, Guadalajara). Edificado sobre un asentamiento romano, esta imponente fortaleza se empezó a construir en 1.123 y fue residencia de obispos, cardenales y reyes. Destacan el empedrado patio de armas y el recio comedor con tapices.
  • Castillo de Oropesa (Oropesa, Toledo). Construcción defensiva y casa solariega del siglo XIV. Sobre los cuidados soportales del patio, se alza la Torre del Homenaje, residencia de los antiguos condes de Oropesa.
  • Castillo de Alarcón (Alarcón, Cuenca). Lo levantaron los árabes en el siglo VIII y luego transformado por el rey Alfonso VIII en el siglo XII. La monumentalidad del entorno se aprecia en la Torre del Homenaje, en las almenas y en la austera majestuosidad del interior.

Imagen: Castillo de Sigüenza (de Manuel Delgado Tenorio en Flickr)

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