Edificios que limpian el aire de la ciudad

Equipo de Redaccion

La Agencia Europea del Medio Ambiente señaló en 2012 que España era el único país de la Unión Europea que suspendía por sus altos niveles de emisiones de tres de los cuatro principales gases contaminantes: dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles y amoniaco.

Es evidente la necesidad de reducir esos niveles y la manera más efectiva de lograrlo es recortar emisiones… pero no la única. Nuevos materiales utilizados en la construcción y la reforma de edificios son capaces de provocar reacciones químicas con los gases contaminantes convirtiéndolos en sustancias mucho menos perjudiciales. El proceso se llama fotocatálisis y, los datos de las investigaciones realizadas por los expertos, indican que puede suponer a medio plazo una revolución medioambiental en las grandes urbes.

«Representa una vía muy prometedora para solventar los problemas causados por los óxidos de nitrógeno y otras sustancias tóxicas, mediante su conversión fotoquímica a nitratos, compuestos solubles que pueden ser arrastrados por el agua de lluvia o el riego de las calles», asegura Fran Raya, vicepresidente de Comunicación de la Asociación Ibérica de Fotocatálisis (AIF), en la que participan empresas privadas e instituciones públicas.

Con los fotocatalíticos se elabora todo tipo de materiales de construcción: pavimentos, adoquines, cerámicas, cementos, cubiertas para impermeabilizar… La diferencia con los tradicionales es que se les somete a un proceso químico que transforma sus propiedades para hacer que reaccionen a la luz, provocando una oxidación con los gases contaminantes habituales en la atmósfera, como los NOx, SOx, COVs.

Actualmente, su uso se extiende sobre todo en edificios de nueva construcción, aunque de manera puntual, sin utilizar todas las posibilidades que ofrece la industria. Es decir, por ahora no existe una edificio 100% fotocatalítico, que sería capaz de eliminar el 89% de las partículas de óxido de nitrógeno (NOx) de su entorno.

Si esto lo consigue una sola construcción, ¿qué podría lograr un barrio entero? AIF se hizo la misma pregunta y sus expertos se pusieron a trabajar para crear modelos que sirvieran de referencia a las ciudades que hayan marcado la sostenibilidad y la eficiencia energética como objetivos prioritarios.

Sus estudios han desarrollado el concepto de ‘isla fotocatalítica’, zonas urbanas en las que se utilicen estos materiales descontaminantes tanto en la conservación y mantenimiento de los edificios (nuevos techados, mejora de fachadas, cerramientos…) como en los nuevos proyectos de construcción. Y han realizado una proyección práctica de esos efectos convirtiendo una manzana en El Ensanche de Barcelona –la parte más contaminada de la ciudad, sobre todo de partículas de NOx– en una imaginaria isla fotocatalítica.

Este plan virtual de actuación pasaría por cubrir de adoquines elaborados con estos materiales ‘verdes’ un patio interior de 3.600 metros cuadrados; se utilizarían láminas asfálticas para impermeabilizar una superficie de 9.000 metros cuadrados; nuevas piezas cerámicas remozarían 427 metros lineales y 25 verticales de fachadas; y se cubrirían 12.600 metros cuadrados de un aparcamiento subterráneo con pintura también fotocatalítica.

Los ensayos realizados en laboratorio apuntan que estas actuaciones destruirían más de 300 kilos de NOx al año, lo que supondría limpiar 8.000 millones de metros cúbicos de aire. Sería el equivalente a eliminar de la circulación unos 80.000 coches al año. Y siguiendo con la proyección, eso haría que 1.139.500 barceloneses pudieran respirar un aire limpio de gases nocivos.

En efecto, es un resultado de laboratorio que no podrá ser corroborado hasta que no se construya una auténtica isla fotocatalítica y, para ello, es necesario que se involucre tanto la Administración como la industria. La rentabilidad es potencialmente muy alta: según Fran Raya, el coste de los materiales para construir un edificio descontaminante aumentaría solo entre un 5 y un 10% sobre los que ahora se emplean. Pensemos en los efectos de los gases nocivos sobre la población y los recursos energéticos y económicos que se precisan para reducirlos… Parece que esas islas limpias podrían ser una realidad muy pronto.

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