Comprar un pueblo o cómo hacerse con un reino en la tierra

Raúl Alonso

La pandemia anima a muchos ciudadanos a replantearse una nueva vida en el campo. Y comprar un pueblo abandonado es una de las opciones más provocadoras. A continuación te damos las pistas para dar el salto.

Frente a la situación actual se han visto anuncios de “venta de pueblos abandonados” o “venta de pueblos vacíos”. Un ejemplo sería este: “Se vende aldea en Guadalajara. Dispone de edificaciones y molino con finca junto al río por 239.000 euros”. O quizá te interese un pueblo abandonado en Burgos con 75 casas por 425.000 euros. Y, si tus preferencias pasan por Galicia, prepárate para buscar la mejor opción de entre las casi 50 propuestas existentes hoy, donde cada vez vemos más carteles de “se vende pueblo abandonado”.

Quizá nunca lo hayas valorado. Es posible que ni siquiera conocieras esta posibilidad, pero puedes vivir en una aldea de tu propiedad y aquí te explicamos cómo comprar un pueblo abandonado.

Hay un creciente número de urbanitas que piensa en la vida en un entorno rural como la mejor de las opciones. Un deseo que ahora, cuando las nuevas tecnologías desvinculan muchos puestos de trabajo de la oficina, se hace además más factible. Así surgen iniciativas como Vente a vivir a un pueblo, que agrupan a pueblos dispuestos a dar respuesta a esas personas que comienzan a ver más inconvenientes que ventajas a la ciudad y apuestan por la España vaciada, decantándose por comprar una casa en un pueblo de pocos habitantes o incluso abandonado.

Un replanteamiento vital

“¿Cuál es el sueño de mi vida?”, “¿Dónde me veo dentro de cinco años?”. Cuando la respuesta es una vivienda en la naturaleza, la imaginación echa a volar. Y en algunos de esos casos, aterriza en el proyecto de dar vida a un pueblo deshabitado. La venta de núcleos rurales deshabitados es el sector inmobiliario más peculiar y especializado, y la nueva realidad lo activa, algo que se empieza a notar en unos precios al alza.

Hay unos 2.800 pueblos españoles deshabitados, según datos del Nomenclátor del INE, hecho que incita a comprar un pueblo abandonado y el mercado estima que cerca de unos 300 pueden estar en venta, una oferta que conoce muy bien Elvira Fafián, fundadora de Aldeas Abandonadas. Esta empresa inmobiliaria se especializó hace ya casi 17 años en la venta de este tipo de inmuebles que selecciona cuidadosamente por toda España acompañando a sus clientes en una decisión compleja y valiente como es la de iniciar un negocio rural: “Queremos llamar la atención sobre las posibilidades de la vida en el campo, porque aquí se puede vivir muy bien”, afirma.

¿Dónde puedes comprar un pueblo? 

Esta idea de recuperar la España vacía, asegura Fafián, es el principal motor de esta iniciativa que lleva a su propietaria a viajar por toda la Península para mediar en esta compra – venta de pueblos. Curiosear sobre su oferta actual puede llevar a encontrar hasta 25 opciones en Lugo, lugar donde cada vez son más las aldeas sin utilidad actual con un cartel de “venta de aldeas abandonadas en España”, entre las que encontramos una ideal para iniciar un negocio de deportes náuticos por 143.879 euros, o una aldea asturiana a 17 km de la playa con ocho edificaciones de lujo, algunas totalmente rehabilitadas. Otras poblaciones del Cantábrico, de las dos Castillas, de Aragón o Navarra se ofrecen también en este portal que compite con otros de oferta inmobiliaria generalista donde el número de anuncios se multiplica.

El origen de estas propiedades es variopinto. Al margen de las grandes propiedades ligadas a apellidos durante generaciones, lo más habitual es que durante la despoblación de décadas sufrida por el municipio, una o dos familias residentes fueran adquiriendo todas las viviendas desocupadas. Pero hoy sus herederos no sienten la vinculación con esas tierras que tuvieron sus ancestros, por lo que deciden ponerlas a la venta.

Quién compra un pueblo y para qué

Son los extranjeros los que mayoritariamente se decantan por comprar pueblo abandonado, si bien cada vez hay más españoles interesados.

Alemanes e ingleses son, entre los extranjeros, los más comunes, pero también son activos los compradores nórdicos o algunos norteamericanos. Su objetivo principal es convertirlos en plácidos reinos para los años de jubilación, aunque algunos incluyen proyectos de turismo rural u otros.

Entre los españoles compradores de estos pueblos es más común la compra como medio de vida. Es el caso de arquitectos, periodistas, consultores que quieren vivir en el campo porque solo necesitan desplazarse puntualmente a la ciudad por trabajo, y el resto del tiempo pueden cumplir con sus obligaciones laborales en un entorno más amable y placentero.

No obstante, las motivaciones son variadas. De hecho, Fafián está convencida de que cada vez más personas ven en el campo una salida laboral. Son los llamados neorurales, que se deciden por comprar un pueblo con la intención de establecerse de forma definitiva en la zona regentando una empresa agrícola: “Hace unos años lo más habitual era para negocios de turismo rural pero ahora hay quien monta explotaciones ganaderas, de cultivos ecológicos o del arbolado”.

Ejemplo de que la variedad de propiedades inmobiliarias en el contexto rural se diversifica son las 117 bodegas que Aldeas Abandonadas ofrece en su web en la actualidad. La mayoría son negocios en funcionamiento que permiten el cambio de vida defendiendo una fuente de ingresos, si bien lo más habitual es que sean profesionales del sector u otras bodegas los que asumen finalmente este tipo de inversiones.

Antes de invertir, informarse 

En todos los casos, pero especialmente cuando la decisión está ligada a unos planes económicos, Fafián ofrece su asesoramiento. “Antes de la compra hay que asegurarse de que vamos a poder hacer lo que queremos”, explica.

“Lo primero es comprobar que la propiedad encaja en el perfil del cliente y negocio”. Por ejemplo, Fafián recomienda analizar las vías de acceso a la propiedad, ya que algunas no cuentan con caminos asfaltados; también se debe estudiar cómo se van a solucionar todos los suministros, desde el agua a la energía o la conexión a internet. También se debe compartir el proyecto con los municipios más cercanos, ya que desde un inicio conviene integrarse con la comunidad rural, además de interesarse por posibles vías de subvenciones: “Si bien siempre aconsejamos que con ese dinero no se cuente para el proyecto, ya que puede tardar tiempo en llegar”.

Otro punto importante es determinar posibles elementos protegidos por patrimonio artístico, cultural u otros. Sin duda, un hórreo asturiano o gallego, o una casa blasonada aportan un valor diferencial a la propiedad, pero también obligan a asumir los costes y cuidado de su restauración y mantenimiento que el futuro propietario debe valorar ahora.

El punto que Fafián considera más esencial es analizar “la estabilidad de la inversión: hay que asegurar que se compra en el precio justo”. Lo importante es valorar, si una vez realizada la rehabilitación, el propietario podría venderla recuperando el precio de adquisición más lo invertido en reforma, teniendo en cuenta la demanda general de la zona.

Para presupuestos muy variados

 Desde Aldeas Abandonadas se insiste en que el rango de precios para comprar un pueblo o comprar una aldea abandonada en España es variadísimo. Lo más económicos serían las casas. En Lugo hay conjuntos para restaurar desde 30.000 euros y a partir de 50.000 euros para entrar a vivir, y en el rango opuesto pueblos rehabilitados para el turismo rural que pueden alcanzar de 2 a 6 millones de euros o más, en especial cuando van asociados a cotos de cazacon aprovechamiento económico.

La novedad es que, a mayor interés, mayor demanda y presión sobre unos precios que en los últimos años tienden a subir. Y es que cada vez más personas valoran comprar una aldea o comprar un pueblo abandonado en España.

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