La tecnología está dando paso a una nueva forma de trabajar en las empresas donde cada vez se valoran más los resultados y no las horas trabajadas. Entornos más flexibles, horarios adaptados a cada persona y sobre todo, herramientas más innovadoras, son las que hacen que esta transformación sea posible.
La oficina en casa reduce costes y espacios
Cuando una empresa ofrece a sus trabajadores la posibilidad de trabajar desde otros lugares que no son la empresa, se produce un ahorro en todos los sentidos. Para empezar, las oficinas ya no tienen que ser tan grandes, sino que pueden ser espacios más reducidos donde la misma localización tenga múltiples usos. Por ejemplo, el vending ya no solo tiene que ser el lugar para hacer un break, también puede convertirse en el espacio para mantener un estatus o una reunión informal con un proveedor. Lo mismo ocurre con un puesto de trabajo físico: si el trabajador no está todos los días de la semana, este espacio puede compartirse entre varios empleados y así reducir considerablemente los costes.
A ello podemos añadir que esta nueva forma de trabajar y conectar con nuestros colegas es más económica. Ahora, los viajes de los empleados también se verán reducidos y por tanto, el ahorro de costes de personal será mayor. Si hay una reunión entre cinco miembros residentes en diferentes puntos de España o Europa, ¿por qué no conectarse por vídeo conferencia en lugar de pagar cinco billetes de avión?
Por último, también es importante señalar que se economiza en las partidas de energía, electricidad y agua. Si hay menos trabajadores ocupando un puesto físico en la compañía, evidentemente el uso de estas partidas se verá considerablemente mermado.
Empleados más motivados
En la mayoría de las compañías, ya no importa tanto el tiempo que pasamos delante del ordenador de la oficina, importan más los resultados obtenidos. Sin duda, se trata de un cambio de mentalidad tan grande que muchas empresas aún están en proceso de adaptación.
Sin embargo, las que ya se han sumado al carro de la transformación, están experimentando notables cambios entre su plantilla y es que la ecuación es sencilla: cuando un empleado tiene mayor flexibilidad para conciliar trabajo y familia, está demostrado que es más feliz. Y eso, en términos laborales se traduce en tener equipos más motivados, comprometidos y eficaces.
El smart work es una manera nueva de entender la forma en la que debemos trabajar y relacionarnos con compañeros, jefes y colegas. En muchas compañías, ya se está fomentando la creación de espacios abiertos, la eliminación de los despachos de los directivos y lugares comunes donde reunirse, planificar y dialogar. Cuando las barreras físicas desaparecen, la comunicación, la colaboración y la creatividad de los equipos aumentan. Otra ecuación que funciona.
Y si la cosa va de ecuaciones, no podemos olvidar la importancia que tiene la tecnología en este proceso de cambio. Para que podamos conectarnos desde cualquier lugar, a cualquier hora y desde cualquier dispositivo, es necesario que la compañía apueste por una “revolución digital” y poner a disposición de los equipos las herramientas necesarias para que la flexibilidad física y horaria sea realmente efectiva. Sin una buena tecnología que acompañe esta importante evolución, el teletrabajo sería un fracaso.
Beneficios para la empresa
El smart work no solo tiene ventajas para los trabajadores. La empresa que realmente cree en esta filosofía obtiene grandes beneficios. Sin duda, uno de ellos es la eficacia de los equipos, que tienden a ser un 20% más productivos cuando sus jefes les permiten hacer una jornada flexible. Otra de las grandes ventajas es la reducción de costes en la infraestructura organizacional. Y una tercera razón es que los equipos que sí practican el smart work tienden a ser mucho más creativos y dialogantes. Sin duda, tres objetivos que cualquier directivo querría alcanzar en su negocio, el único inconveniente que vemos a priori es que el teletrabajo también puede confundir los límites entre la actividad laboral y la vida personal.