El Corredor Mediterráneo vuelve a estar en los planes del Gobierno que, recientemente, ha confirmado la inclusión en los presupuestos de 2017 de casi 3.900 millones de euros destinados a esta partida. Este gran proyecto pretende vertebrar a través de una ambiciosa infraestructura ferroviaria algunos de los principales nudos de la logística española (Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía) con el resto de Europa, consiguiendo así, no solo la revitalización industrial de una zona que abarca aproximadamente el 40% del PIB español, sino también poner en alza el turismo, mejorar la inversión en vivienda y colocar a España a la cabeza de la tecnología en el negocio del transporte de personas y mercancías.
El proyecto del Corredor Mediterráneo está incluido en el programa «Conectar Europa«, financiado por la Unión Europea, que supondrá la conexión de 94 grandes puertos europeos con líneas férreas y carreteras; el enlace por ferrocarril de 38 aeropuertos europeos con grandes ciudades; la conversión de 15.000 kilómetros de vías férreas en líneas de alta velocidad; y la realización de 35 proyectos transfronterizos.
En lo que se refiere a la parte española del proyecto, este eje de comunicación significará la cohesión social y territorial de la Península vía ferrocarril con Francia. ¿Cómo? El proyecto contempla triplicar la red actual de alta velocidad para beneficiar la libre circulación de pasajeros de la Unión Europea, a la vez que planea ampliar la longitud de los trenes de mercancías, de 350-500 metros a 750 metros, lo que aumentará la eficacia y competitividad del sistema logístico español.
Todo este macroproyecto incluirá además la adaptación del ancho de vía español al estándar europeo, lo que facilitará la interconexión entre España y el país vecino. Según las asociaciones empresariales de las regiones afectadas, se prevé que esta conversión funcione como un motor del modelo productivo, ya que puede suponer una oportunidad para captar parte del tráfico de mercancías intercontinentales que circulan entre Asia y el Centro de Europa a través de la interconexión con los puertos del Mediterráneo. Esto puede convertirse en una vía para incrementar las exportaciones españolas, uno de los cuellos de botella que históricamente ha sufrido el modelo de comercio español.
Movilidad laboral
Conectar grandes ciudades, grandes puertos y centros logísticos situados en la costa mediterránea, desde Algeciras hasta la frontera con Francia pasando por Murcia, Xátiva, Vandellós o Figueres, entre otras ciudades, es el principal objetivo de este macroproyecto.
Una mejora en las infraestructuras se traduce en una mejora de la competitividad y de las oportunidades laborales. Pero el proyecto del Corredor Mediterráneo no se centra solo en el transporte de mercancías, el transporte de pasajeros tiene la misma importancia. Por esto, para muchos políticos y empresarios de las Comunidades Autónomas que lo acogerían, como la Asociación Valenciana de Empresarios, el proyecto tiene gran importancia tanto para la sociedad como para la economía.
Es posible pensar que si aumenta el flujo de mercancías y personas crezca también el precio del suelo para dar servicio a la vivienda, al igual que el turismo e incluso la logística debido a la demanda. Igualmente, un acceso a las grandes ciudades (con viviendas más caras) desde otras poblaciones con un medio de transporte rápido, económico y seguro, podría dar a muchos ciudadanos la oportunidad de elegir una vida fuera de esas grandes urbes.
El desarrollo de la tecnología ya ha creado nuevas formas de vivir, desde compras online, hasta abrir una cuenta bancaria a través de un selfie, todo sin salir de casa. Si a esta nueva realidad se le añade el desarrollo tecnológico en el campo del transporte, esto puede suponer un nuevo concepto de movilidad laboral y una revolución en el mercado de la vivienda. La intermodalidad y un nuevo concepto en la movilidad laboral pueden suponer que trabajar en Londres sea posible viviendo en Madrid o Barcelona, con el ahorro que ello supondría.
Además supondría un gran ahorro de dinero y de consumo energético. El tren es un medio de transporte seguro, pero sobre todo cuidadoso con el medio ambiente. Los trenes actuales ofrecen un bajo consumo energético y sus emisiones de CO2, también son bajas, tanto que según datos de Renfe y SNCF , las emisiones de un tren son entre 3 y 5 veces menores que las del transporte por carretera y hasta 10 veces menos que el transporte en avión, por unidad transportada.