El sector residencial en nuestro país acapara el 18% de toda la energía consumida. Eso supone que nuestras viviendas son responsables del 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Nada menos que 16 millones de toneladas de dióxido de carbono al año.
Estas cifras, aportadas por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, ponen de relevancia la urgente necesidad de mejorar los edificios para reducir el consumo energético. Precisamente ese es el objetivo de los Green Buildings & City Solutions Awards, unos galardones para edificios y ciudades sostenibles que este año se han hecho públicos en Marrakech, durante la celebración de la cumbre mundial del clima (COP22).
En esta edición se presentaron 104 construcciones y 25 ‘ecodistritos’ de todo el mundo, entre ellos el edificio Zaramaga, levantado en Vitoria hace 55 años, que ha obtenido el gran premio a la rehabilitación sostenible.
El proyecto de reforma, elaborado por los arquitectos Ramón Ruiz-Cuevas (Luz y Espacio Energía Arquitectura) e Ismael Martínez (IMV Arquitectos), tenía como objetivos lograr la máxima eficiencia energética y una total accesibilidad. Para ello se aportaron estas soluciones:
- Aislamiento eficiente de las paredes.
- Cierre de las fachadas (balcones).
- Trabajo extenso en el tejado y su aislamiento.
- Creación de ascensores externos para mejorar la accesibilidad.
- Estudio intensivo sobre la exposición solar.
- Pruebas de estanqueidad.
- Ventilación para recuperar calor y prevenir patologías.
Un 20% de ahorro
Durante los 10 meses que duró la obra de rehabilitación, se actuó sobre toda la envolvente del edificio para eliminar los puentes térmicos y controlar el intercambio de calor.
Al mismo tiempo, en el interior de falsos techos se instalaron Ventiladores con Recuperador de Calor de Alto Rendimiento (VRC), alimentados por paneles fotovoltáicos, con el propósito de renovar constantemente el aire sin modificar la temperatura de las 30 viviendas del edificio.
“Se ha controlado el aislamiento del interior tanto en lo que se refiere a la conducción térmica como a las infiltraciones, lo que le confiere características propias de una casa pasiva”, ha explicado Jaume Albertí, investigador en Construcción Sostenible y Energía de la Cátedra UNESCO en Ciclo de Vida y Cambio Climático (ESCI-UPF), que forma parte de la organización de los premios.
La obra se ha completado con el aislamiento del subsuelo para evitar humedades y con la instalación de dobles ventanas. No se han incorporado sistemas de energías renovables (paneles solares, geotermia…) porque el coste suponía un periodo de amortización demasiado largo.
A pesar de ello, el resultado es un ahorro en climatización del 20%, lo que supone que la calificación energética del edificio haya pasado de la E (consumo excesivo) a la A (máxima eficiencia energética). Además, se ha logrado una completa renovación estética, lo que también ha sido muy valorado por los vecinos.
Todo el proyecto ha tenido un coste de 40.000 euros por vivienda, aunque los propietarios han tenido que aportar mucho menos gracias a las subvenciones públicas de la Unión Europea, del Gobierno vasco y del ayuntamiento de Vitoria.
“La gran aportación del edificio Zaramaga –concluye Jaume Albertí– es la demostración de que es viable y efectivo trabajar sobre edificios existentes para actualizarlos al siglo XXI”.
Imagen Luz y Espacio Energía Arquitectura