Llegas a casa por la noche y te das cuenta de que has dejado las llaves puestas por dentro. No hay manera de abrir. Necesitas un cerrajero de inmediato si quieres dormir en tu cama. Lo primero que te viene a la cabeza es que tendrás que pagar muy caro el descuido, más aún porque te sientes en manos de un profesional que podría aprovecharse de la situación.
Sin embargo, no estás tan desprotegido como crees. Tienes derechos para defenderte de los engaños que, con más frecuencia de la deseada, ocurren cuando se trata de reparaciones urgentes en el hogar. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recibe cada año miles de denuncias a este respecto, sobre todo referidas a precios abusivos y a falta de información. Estos consejos te orientarán para que nadie pague más de lo que debe:
Busca antes profesionales de confianza
Resulta mejor prevenir que curar, de modo que antes de que te veas en un aprieto, averigua qué técnicos de tu barrio o de zonas cercanas a tu residencia pueden darte un servicio urgente –principalmente cerrajeros, fontaneros y electricistas–. Pide referencias sobre ellos y añádelos a tu lista de contactos en el móvil. De esa forma te aseguras de estar en manos de un profesional.
Si no lo haces así, tendrás que acudir a cualquier anuncio o a las Páginas Amarillas. En algunas ocasiones, la publicidad de los anuncios te lleva a centralitas que incluso pueden encontrarse fuera de tu localidad, con lo que sólo el traslado del operario se verá gravado de manera innecesaria. Pregunta desde dónde se realiza el desplazamiento.
Siempre solicita un presupuesto previo
Es difícil saber a partir de una conversación telefónica el coste exacto de la reparación, pero al menos estás en tu derecho de solicitar un precio orientativo sobre una parte del servicio:
- Coste del desplazamiento.
- Coste de la mano de obra.
- Posibles extras (por días festivos, fines de semana, suplemento nocturno…).
Si se niegan a darte esta información, busca otro profesional. En cualquier caso, siempre es conveniente pedir varios presupuestos, porque las diferencias pueden ser grandes.
Cuando el profesional llegue a tu casa y valore el coste total de la reparación, no estás obligado a asumirla: puedes rechazar el trabajo por caro. Eso sí, tendrás que pagar el precio del desplazamiento que hayas acordado por teléfono, según informa la OCU. Sólo eso.
Si no estás conforme, no firmes
Algunos técnicos o empresas de escasa ética pueden recurrir a artimañas para encarecer el coste final. Por ejemplo, ofrecerte para que firmes una orden de reparación en blanco que luego ellos rellenan con la cantidad que estimen oportuna. Nunca firmes nada con lo que no estés conforme. La mejor manera de evitar estos engaños es obtener toda la información imprescindible:
- Los técnicos, por ley, deben llevar un listado de tarifas por escrito, con los datos y el sello de la empresa. Y tienen que mostrarla si el cliente se la exige.
- En el caso de haber concluido la reparación, si el precio final te parece abusivo, no firmes la factura. Comprueba que en ella figuren todos los datos de la empresa y quédatela para reclamar.
Foto @Metro Centric, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0